El artista mexicano que vive de su trabajo debe transicionar de creador a profesional. Esto implica dominar el lenguaje del SAT y elegir un régimen fiscal que le permita facturar legalmente su trabajo. Este paso es el que abre la puerta a convocatorias formales, becas y clientes que exigen CFDI (Comprobante Fiscal Digital por Internet).
1. El Primer Paso: Obtener tu RFC y e.firma
- Obligación: Todo mexicano que realiza una actividad económica independiente debe inscribirse en el RFC (Registro Federal de Contribuyentes) y obtener su e.firma (firma electrónica), ya que esta última es esencial para firmar facturas, declaraciones y trámites.
2. La Elección Clave: ¿RESICO o Servicios Profesionales?
- Régimen Simplificado de Confianza (RESICO):
- Ventaja para el Artista Emergente: Si tus ingresos anuales son menores a 3.5 millones de pesos, RESICO es la opción más sencilla. Ofrece tasas de ISR muy bajas (del 1% al 2.5% sobre el ingreso) y simplifica los trámites. Es ideal para empezar y minimizar la carga fiscal.
- Obligación: Pagar impuestos mensualmente sobre los ingresos y presentar una Declaración Anual.
- Actividades Empresariales y Servicios Profesionales (Honorarios):
- Ventaja: Permite una mayor deducción de gastos (arrendamiento, luz, equipo). Si tus gastos de artes visuales, fotografía, teatro, etc son muy altos, este régimen podría convenirte, aunque la tasa de ISR puede ser mayor.
3. El Programa Único para Artistas Plásticos: Pago en Especie
- Un Beneficio Histórico: Los artistas plásticos (pintura, grabado, escultura, fotografia) pueden pagar el ISR y IVA (impuestos sobre ventas de obra) entregando piezas de su autoría al SAT.
- Mecánica: Las obras son valuadas por un comité de expertos. Es un proceso de gestión cultural que requiere estar al corriente, pero es un camino único para el #financiamiento y la dignificación del arte.
4. Deducibles Inteligentes (Tu Escudo Fiscal):
- Todo lo Esencial: Guarda facturas de todo lo que sea "estrictamente necesario" para tu actividad: materiales, renta de estudio (espacios culturales), equipo técnico, publicidad, honorarios del contador. Deduciendo gastos, reduces el monto sobre el que pagas impuestos.
Conclusión: La formalidad fiscal es el primer paso de tu gestión cultural profesional. Al inscribirte en el régimen adecuado (usualmente RESICO al inicio), dejas de ser un artista informal y te conviertes en un proveedor legítimo para el gobierno, galerías y empresas.